ORIENTACIÓN O ACTITUD HACIA LOS PROBLEMAS
La orientación o actitud hacia los
problemas hace referencia a una disposición o estilo general hacia los
problemas de la vida, pero puede estudiarse también como una forma de ver y
valorar un problema determinado. La orientación hacia los problemas incluye
respuestas de reconocimiento de estos, creencias, valoraciones y expectativas
sobre los problemas de la vida y sobre la propia capacidad para solucionarlos,
y respuestas emocionales a los mismos. Los componentes de la orientación hacia
los problemas son: percepción del problema, atribución del problema, valoración
del problema, control personal y compromiso de tiempo y esfuerzo. (Grau, 2014)
- Percepción del problema. Es necesario reconocer los problemas cuando se presentan. Esto no siempre es fácil, ya que existe una fuerte tendencia a pasar por alto, minimizar o incluso negar los problemas. Esto permite reducir la amenaza y la ansiedad, pero a costa de seguir padeciendo las consecuencias negativas de los problemas no resueltos.
- Atribución del problema. Se refiere a las atribuciones causales que la persona hace respecto a sus problemas.
- Valoración del problema. Una estrategia útil es situar los problemas en una dimensión de amenaza-desafío para aprender a valorarlos de forma menos amenazante.
- Control personal. Tiene dos componentes: a) La probabilidad de que una persona perciba un problema como resoluble y controlable, y b) La probabilidad de que una persona crea que es capaz de solucionar un problema con sus propios esfuerzos.
- Compromiso de tiempo y esfuerzo. Sus dos componentes son: a) la probabilidad de que una persona estime con precisión el tiempo y esfuerzo que le llevará solucionar un problema, y b) la probabilidad de que una persona esté dispuesta a dedicar el tiempo y esfuerzo necesarios para resolver el problema.
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